En lenguaje vulgar, la educación ha sido considerada como la adaptación de los hombres a las normas culturales de la sociedad. Se habla de la persona bien educada referida a signos externos.
La educación es tan antigua como el hombre, y se ha dado desde que ha habido una comunicación entre dos sujetos. La cultura es el conjunto de las manifestaciones de una comunidad: educación, religión. La educación, la cultura y la sociedad están interconectadas, formando un triángulo, surgiendo todas a la vez.
Toda familia es capaz de privarse de cualquier cosa para que sus hijos puedan tener un mayor nivel educativo. Esto quiere decir que estamos asistiendo a una revalorización del subsistema educativo, considerándolo pues como un bien de cultura.
La educación no enseña toda la cultura, entendiendo por ésta todas las manifestaciones humanas. La educación selecciona contenidos culturales, que hace que la educación vaya transmitiendo una síntesis de la cultura.
La educación no inventa nada. Ofrece un legado cultural seleccionado y sintetizado. Se convierte en transmisora de la cultura. A todos se transmite igual, pero cada uno la asimila dependiendo del modo de transmisión y de la disposición del individuo. La educación es pues individualizadora de la cultura.
A mayor grado de educación, más críticos se vuelven los individuos. El grado de frustración es más alto en las sociedades cultas. Lo mejor que tiene la educación formal es que despierta a los individuos, ya que no admiten todo lo que se les dice, sino que critican y exponen sus opiniones.
La educación también es transformadora de la cultura. Surgen nuevas ideas, nuevas teorías, que se sumarán al acerbo cultural. La educación se ha convertido actualmente en la industria de los conocimientos.