Los agentes externos modifican el relieve y tienden a igualarlo, rebajando las cimas, rellenando los valles y regulando las costas.
1. La acción del agua
El principal agente externo modelador del relieve es el agua. Puede actuar intensamente y de diversas maneras:
- El agua de lluvia, al discurrir por las pendientes, desgasta las montañas; los torrentes y ríos abren barrancos y valles porque arrancan y transportan rocas y tierras. Cuando las aguas pierden fuerza, depositan los materiales que ya no pueden arrastrar formando llanuras y deltas.
- El agua se introduce en las fisuras de las rocas, y cuando la temperatura baja mucho, el agua se hiela y aumenta su volumen. Entonces el hielo presiona las paredes de las rocas hasta llegar a romperlas.
- En otras ocasiones, el agua también reacciona químicamente con los componentes de las rocas y provoca su disolución. Es así como se forman grietas por donde se filtra el agua, dando lugar a cuevas y galerías con ríos de agua subterránea.
- Las olas, las corrientes marinas y las mareas actúan sobre el litoral desgastando las rocas más blandas y los salientes de las costas. Al mismo tiempo, las corrientes marinas acumulan arenas en playas y golfos.
2. La acción del viento
El viento desgasta las rocas a la vez que transporta pequeñas partículas (arena, arcilla, etc.), que, al impactar sobre otras rocas, las erosiona.
Para que el viento sea una fuerza erosiva eficaz, la sequedad y la escasez de vegetación son dos factores importantes: entonces el viento puede levantar, transportar y depositar grandes cantidades de pequeñas partículas.
3. La acción de la vegetación
La vegetación también contribuye a la formación del relieve terrestre. Las raíces de plantas y árboles, al penetrar en los suelos, pueden ayudar a romper las rocas, pero también a fijar el suelo de las laderas de las montañas.
4. La acción del ser humano
Los avances técnicos han permitido al ser humano, especialmente en los últimos tiempos, transformar el territorio de una manera más intensa y rápida.
La edificación de ciudades y la progresiva ocupación y urbanización del suelo corre paralela a la construcción de grandes infraestructuras y equipamientos, como vías de comunicación, pantanos, puentes, puertos, etc., que transforman totalmente la fisonomía del paisaje.