Del problema relativo a los fines de la educación, se derivan los problemas de medios o mesológicos, de cuya resolución dependerá el éxito o la frustración de la actividad educativa. Así, de la pedagogía teleológica, surge la pedagogía tecnológica. Son problemas de organización escolar, de higiene escolar, de didáctica (cuestiones referentes a planes y programas de estudio, de métodos, de material didáctico, etc.).
1. Método didáctico y técnica
La acción educativa posee sus técnicas, sus recursos y sus métodos para alcanzar los fines que se propone. La didáctica exige el dominio de ciertas normas prácticas, de ciertas reglas, que deben ser aplicadas en la tarea sistemática de educar. Por tal motivo, la pedagogía ha sido considerada con frecuencia como una disciplina puramente técnica, como una tecnología asequible a cualquier individuo.
Pero la pedagogía no es una técnica en el sentido usual del vocablo. La técnica utiliza un material inerte cuyas reacciones pueden preverse y experimentarse con toda exactitud. Además, en la técnica, una vez perfeccionado el procedimiento para la obtención de un producto o de un objeto cualquiera, pueden producirse, empleando el mismo método, otros objetos idénticos, ya que el material es moldeable de igual manera. No ocurre lo mismo con la acción educativa, donde cada educando reacciona en forma distinta según sus características individuales.
El maestro ha de estar siempre por encima de toda técnica. En la función educativa hay un factor personal, insustituible, que depende sólo de la individualidad del maestro y que la técnica no podrá resolver nunca por sí sola.
Pero es evidente que el estudio de los métodos y técnicas pedagógicas es importante para el maestro. En este sentido, los métodos pedagógicos son técnicas flexibles.
2. Educación y arte
Lo mismo que la obra de arte, la educación es un proceso de formación, de configuración o modelación. Así como el artista actúa sobre una materia para darle forma, el educador trata de obtener un material informe, un ser formado, una personalidad.
Hay, en efecto, una manera personal de obrar en todo educador, que radica sobre todo en el fondo afectivo de su personalidad, en sus aptitudes innatas. Por eso se habla de un estilo en el proceso educativo.
Sin embargo, la educación es algo distinto al arte. El artista obra sobre un material sin vida, capaz de recibir cualquier forma. El artista crea libremente dentro de los límites de la plasticidad de la materia utilizada. El educador sin embargo actúa sobre seres vivos; la naturaleza vital y espiritual del educando impone límites al educador. El educador tiene que formar al ser humano, pero sin someter su espíritu a moldes rígidos que coarten su desarrollo espontáneo, sino ayudándolo en la realización de su propia formación.
No negamos la importancia de la inspiración, del don pedagógico, de la vocación. Pero todo ello es susceptible de perfeccionamiento por medio de la formación técnica y científica. La inspiración, las cualidades originarias, para ser valiosas, necesitan ser perfeccionadas y desarrolladas por la preparación pedagógica teórica y práctica.
3. Concepto de método
Llamamos método al conjunto de procedimientos de que se sirve el científico para la investigación y demostración de la verdad. El método es imprescindible para fundamentar todo saber que vaya más allá de la mera opinión y del saber vulgar.
4. Concepto del método pedagógico
El quehacer educativo tiene asimismo sus métodos o maneras de hacer. El método es el instrumento de que se vale el educador para lograr los fines de la educación previamente fijados. Para Schmieder, el método pedagógico es una reunión organizada de medidas educativas que se fundan sobre conocimientos psicológicos claros, seguros y completos, y sobre leyes lógicas, y que, realizadas con habilidad personal de artista, alcanzan, con la menor pérdida de esfuerzo posible, el fin didáctico previamente fijado.
5. Concepto moderno de aprendizaje
La didáctica moderna ha cambiado radicalmente la concepción de la enseñanza de la escuela tradicional libresca e informativa. Enseñar no es transmitir conocimientos que el alumno debe adquirir pasivamente. Enseñar es guiar y estimular a los alumnos para que adquieran por sí mismos ideas, conocimientos y experiencias, desarrollando en ellos las potencias íntimas y creadoras. Para la didáctica moderna, enseñar es mucho más que comunicar en forma inerte algo exterior; es encauzar y dirigir la vida y las actividades libres y creadoras de los seres inmaduros.
El aprendizaje implica un cúmulo de experiencias, de actividades mentales y afectivas que determinen nuevas conductas. El educando ha de intervenir de manera activa y creadora en el proceso de formación de su personalidad, adquiriendo experiencias concretas acerca de hechos, ideas y valores del mundo y de la vida, formando nuevos tipos de conducta y modificando actitudes anteriores. Todo aprendizaje lleva al educando a autodeterminarse y a forjar por sí mismo su propio destino. El verdadero maestro es aquel que sabe estimular a sus alumnos en el proceso del aprendizaje; que aclara dudas, que rectifica errores; que orienta en actividades fecundas y libres; que ayudan a sus alumnos a adquirir y digerir aquellos contenidos del saber valiosos; que orienta para resolver personalmente los problemas que se van presentando; que diagnostica las dificultades que se suscitan en cada alumno en la marcha del aprendizaje; que alienta y dirige; que ayuda a superar obstáculos; que comprueba y valora objetivamente los resultados obtenidos por los alumnos; que vislumbra las aptitudes y capacidades individuales y favorece su desarrollo.
6. Evolución del método pedagógico
La evolución del método en pedagogía está estrechamente conexionada con el desarrollo del método científico. Surge así la didáctica como aquella parte técnica de la pedagogía que trata de metodizar el proceso de aprendizaje.
Hoy domina en el quehacer pedagógico el principio de autoactividad espontánea y creativa. Para todos aquellos pedagogos de la educación moderna, el método científico no puede ser concebido como un esquema rígido sino que ha de ser un conjunto de normas flexibles que orienten al maestro en la difícil tarea de encauzar el aprendizaje de los alumnos.
7. El mito del método y la fobia al método: importancia del método y de la personalidad del educador
En la pedagogía tradicional reinó en forma absoluto el prejuicio metodológico. La didáctica fue así concebida como una pura tecnología que abarcaba un conjunto rígido de normas metódicas. La problemática teleológica quedó oscurecida por la obsesión metodológica. El problema derivado de los medios de enseñanza pasó a ocupar el primer lugar en las preocupaciones pedagógicas.
A principios del siglo XX surge la corriente antimetodista, que sostiene que el método supone la anulación del poder formativo de todo contenido espiritual auténtico. La mejor didáctica consiste en no tener ningún método. Ella radica absolutamente en la libre personalidad del maestro y en la espontaneidad creadora del alumno. La formación del educador no ha de ser de tipo técnico; sólo ha de interesar la formación cultural, el desenvolvimiento integral y libre de la personalidad. La metodología no es, por lo tanto, una teoría, un aprendizaje de técnicas, sino que es la misma enseñanza viva, es toda la cultura, es todo aquello que ofrece materia de renovación y vivificación espiritual.
El poder de la personalidad del educador es el elemento imprescindible y más eficaz en la tarea docente. Por muy elásticos que sean los procedimientos didácticos, sólo la personalidad del maestro podrá determinar en cada caso individual y en relación con las diferentes circunstancias concretas, la aplicación de ellos. La tarea del educador es siempre una tarea de vivificación, de penetración, de captación, que jamás podrá ser resuelta por un manojo de preceptos rígidos y formales.
Sin embargo, la excepcional importancia que asume en la labor educativa el factor personal del educador, no resta su valor a las normas metodológicas y a su preparación práctica. Muchas facultades y características del educador son en gran parte innatas, pero se encuentran por lo general en estado latente, siendo indispensable desenvolverlas y disciplinarlas.
La preparación pedagógica tiene como fundamento el estudio y conocimiento del educando y el aprendizaje de todos aquellos métodos considerados como eficaces en la enseñanza. Sólo la experiencia viva y directa de la enseñanza, dirigida por personas especializadas, permite descubrir dificultades, corregir errores, verificar aptitudes y comprobar el valor de los recursos didácticos puestos en acción. El estudio de ciertas normas, reglas y métodos didácticos resulta ineludible para la acción educadora.
El mito del método, la esclavitud a normas y preceptos rígidos, constituyen la antítesis de una personalidad libre y autónoma; la fobia al método es índice de improvisación y de falta de organización para el trabajo.