1. La explotación de los recursos del mar
La Península tiene un amplio frente marítimo de 3.904 kms., sin incluir las islas. La pesca y la explotación de las salinas han sido actividades seculares. La primera está en estrecha relación con la existencia de bancos y éstos, a su vez, con las condiciones ecológicas. Las áreas más ricas en plancton, base de la cadena alimenticia de los animales marinos, son aquellas que se encuentran a poca profundidad (menos de 50 ms.) y reciben luz y temperatura suficiente para que se produzcan las reacciones químicas de los elementos orgánicos aportados por los ríos. Por tanto es condición importante el desarrollo de la plataforma continental. La Península ofrece frentes marítimos que por encontrarse fallados, disponen de plataformas eufóticas poco desarrolladas (Costa Cantábrica, Mediterránea, Andaluza, Brava). Otros, como el Gallego, aún con plataforma poco desarrollada ofrecen buenas condiciones por las dovelas transversales hundidas (rías).
Por tanto, sólo Galicia, el Sureste, y la región Levantina ofrecen plataformas poco desarrolladas. El Atlántico, por su menor temperatura, es más rico en cantidad pero menor en especies que el Mediterráneo. El Cantábrico, por los escasos recursos agrícolas en una economía tradicional, se orientó también a la explotación de los bancos próximos y alejados. El Sureste (San Fernando) y el Levante (Torrevieja) han explotado salinas al aprovechar un alto contenido en sal de las aguas marinas y un elevado número de horas de sol al año.
2. La explotación del subsuelo
Debido a su situación en el Occidente mediterráneo, y de que era paso obligado hacia el Atlántico y los ricos yacimientos de estaño de Cornualles, la Península, desde la prehistoria, fue considerada como un rico país minero y sus criaderos explotados por fenicios, cartagineses y romanos. La explotación secular se intensificó durante la segunda mitad del siglo XIX en que compañías inglesas, francesas y alemanas se beneficiaron de la extracción y exportación, hasta el punto de agotar muchos de éstos: cobre de Riotinto y Tharsis; plomo de La Carolina, Linares y Sierra de Cartagena; mercurio de Almadén; hierro de Vizcaya. La riqueza mineral se debe al afloramiento de partes de un macizo antiguo en superficie ya que los yacimientos se localizan en los macizos antiguos, que no han sido recubiertos por una cobertura, y muy pocos en las estructuras sedimentarias. La atormentada tectónica ha introducido difíciles condiciones para su explotación y rendimientos bajos: parte de los macizos están cubiertos por depósitos modernos, otros están metamorfoseados, fallados y volcados; poco expesor de las vetas, impurezas, discontinuidad de éstas, gran profundidad, pobreza de contenido, son características derivadas de las condiciones tectónicas.