lunes, 25 de mayo de 2015

Teorías explicativas del juego

1.) Teoría de la diversión y el descanso (Claparède): Es la opinión más generalizada. Cuando alguien está fatigado, el juego le sirve de descanso y diversión. Sin embargo, no hace falta estar cansado para querer jugar.
2.) Teoría de la energía sobrante (Schiller, Spencer): Las desbondantes energías del niño necesitan una salida. No se trata de utilidad, sino de una simple expansión vital. Sin embargo, al niño el juego le resulta grato, y puede jugar hasta caer rendido. Además, las actividades lúdicas son tan distintas a las habituales, que no se explicaría como una mera descarga de energía sobrante.
3.) Teoría del atavismo (Hall): Los juegos seguían una evolución parecida a las actividades fundamentales en la historia de la humanidad. Así, los juegos de caza preceden a los juegos sociales, que son los imperantes en la adolescencia. Según la teoría de Haeckel, el individuo en su desarrollo resume la evolución de la especie. Los juegos pues serían ecos del pasado. Sin embargo, en muchos casos los juegos de los niños tienen una utilidad de aprendizaje de refuerzo y anticipación para actividades más complejas en su futuro.

4.) Teoría del ejercicio preparatorio (Groos): El juego es un ejercicio preparatorio de lo que la vida reclamará más adelante. El juego permite desplegar los instintos y dotarles de las habilidades necesarias. Sin embargo, el juego no siempre prepara para actividades específicas, pero sí desarrolla energías latentes en el sujeto.
5.) El juego como estimulante del desarrollo: El despliegue del individuo está condicionado por las energías heredadas y por los factores ambientales. El juego, suscitando múltiples actividades, permite la maduración del sistema nervioso estimulando la mielinización de las dendritas. Los niños de ámbito rural tienen mayor resistencia física, por recorrer largas distancias y jugar sin límites espaciales. Los de ámbito urbano, suelen tener mayor rapidez de reflejos y reaccionan de forma más compleja ante estímulos verbales. Sin embargo, los adultos también juegan, aunque su desarrollo ya tocó a su fin.
6.) Teoría del ejercicio complementario (Carr): El juego es, más que la actividad que prepara el trabajo serio, la que continúa y llena los espacios entre dos momentos utilitarios. Sin embargo, esta teoría no tiene aplicación al juego infantil.
7.) Teoría catártica (Carr): Traemos una herencia de instintos, hoy perjudiciales para la vida social, y el juego nos libera de tan molesta carga (por ejemplo, el instinto de lucha podría liberarse con el deporte). Sería como una expansión inocente de pretéritos e inútiles instintos. Sin embargo, también el trabajo puede liberar igualmente instintos nocivos. Además, el desuso también se convierte en una vía de liberación.
8.) Teoría psicoanalítica (Freud, Adler): El juego consiste en dar una cierta oportunidad de realización a todas aquellas tendencias que se consideran socialmente peligrosas y que, por tanto, no hay oportunidad de satisfacer en condiciones normales. Adler lo sitúa en la liberación del complejo de inferioridad. Es la evasión de un círculo que cierra los caminos mejores para la autorrealización del sujeto. Las realidades más dolorosas quedan así anuladas y mediante el juego se consigue un ficticio cumplimiento. Sin embargo, para jugar no hace falta sufrir frustraciones, patentes o encubiertas.
9.) El juego como una prueba (Château): El niño busca al público sencillamente porque ante él podrá medir sus fuerzas y dejar constancia de lo que es capaz. El hecho de la travesura es una manera de probar, de afirmar su personalidad, de cumplir su instinto de dominio, violando la norma y a veces llegando a la destrucción. Así llama la atención para que se caiga en la cuenta de lo que vale. Hay pues, en todo momento, un deseo de triunfo, de exhibición, que da a cada cual la medida de sí mismo. Sin embargo, ésta es sólo una de las posibles motivaciones en el juego, y que, por supuesto, también se da en el trabajo.
10.) Teoría del trabajo (Rubinstein): El juego está relacionado con la práctica, con la capacidad transformadora del hombre, y traduce la necesidad del niño de actuar sobre el mundo. Sin embargo, la actividad lúdica no aspira a un resultado objetivo ni a un efecto utilitario.
11.) Teoría de la ficción (Claparède): Claparède quiere integrar las teorías que hablan de preparar al individuo para el futuro y las que responden en el momento actual a las necesidades del cuerpo y del espíritu. Quiere fundir las dos funciones fundamentales del según las demás teorías. Una de ejercicio previo, sea para la formación, despliegue o perfeccionamiento, y otra de derivación, sea por catarsis, liberación o compensación, de lo que la realidad inmediata le niega. Lo típico para Claparède de la actividad lúdica es perseguir libremente fines ficticios. Se trata de una autoilusión consciente. Naturalmente, si recurre a la ficción, es porque la realidad le niega la oportunidad de ejercer sus tendencias más vigorosas.

En el juego, el hombre busca la realización de todas las aspiraciones que no tienen cumplimiento en las actividades serias cotidianas. Con él se intenta el ejercicio, el despliegue y el logro de todas las tendencias que no hallan cauce habitual en la vida familiar, profesional o social.