jueves, 6 de febrero de 2020

Perspectivas en pedagogía comparada

Comparatistas como Brian Holmes, Robert Cowen, Wolfgang Mitter, Pierre Furter, Henk Van Daele, Dennis Kallen, Edmund King, Michel Debeauvais, Ángel Diego Martínez, Robert Arnove, Nigel Grant, Oskar Anweiler, José Luis García Garrido y otros muchos, aseguraron un presente y un futuro prometedor para la pedagogía comparada.
No obstante, no faltan serios problemas teóricos y prácticos para resolver. La pedagogía comparada debe estructurarse como disciplina científica, utilizando los métodos apropiados. Habrá que incorporar los avances y métodos de las ciencias sociales, descubrir nuevos modelos comparativos y mantener en todo momento una actitud de autocrítica y de superación. El futuro de nuestra disciplina deberá afrontar el estudio riguroso de los problemas teóricos, su fundamentación, y contribuir a la resolución de los problemas prácticos de la educación actual y de los sistemas educativos en particular.
Asimismo, el método comparativo no puede ni debe reducirse a lo que tradicionalmente en las últimas décadas se ha dado en llamar estudios de área, sin que por ello subestimemos el valor y utilidad de estos trabajos. El ámbito de estudio de la pedagogía comparada es hoy mucho más amplio y no debemos caer en este reduccionismo. Diversas publicaciones y un considerable número de artículos en revistas especializadas de educación comparada, así lo sostienen y defienden.
Como conclusión, puede proponerse que las perspectivas de futuro de la pedagogía comparada deberán considerar los tres aspectos siguientes:

Asumir debidamente todos los avances que el desarrollo de la investigación en ciencias sociales y humanas pueda aportarle (causas extrínsecas).
Descubrir asimismo su propio enfoque, la definición de su campo de acción, el conocimiento de sus propios recursos y posibilidades, la precisión de una metodología que le permita abordar correctamente el estudio teórico y práctico de los problemas educativos, así como el establecimiento de las relaciones con otras disciplinas y ciencias afines -en especial, con la teoría de la educación y la sociología de la educación.
Contribuir al establecimiento de bases, tanto para las innovaciones y reformas de los sistemas educativos, como para las formulaciones de política y planificación educativas; así como, y muy especialmente, contribuir críticamente a la valoración de las actuaciones que los organismos internacionales de educación desarrollan cada vez con mayor amplitud e intensidad en todo el mundo.